Comunicado 1 desde Palestina Comunicado 1 desde Palestina
Entre o mar e o deserto, na rexión da pobreza e as fortunas, un pobo camiña, baixo as bombas e as inxustizas, o traxecto que transforma a esperanza e a palabra en futuro…
Chegar a Palestina por avión é como entrar nunha especie de estudio de gravación de Gran hermano e Blade runner. Unha maleta abandonada 30 seg. no sacro santo espacio terreal do aeroporto de Tel-Aviv, e catorce maniqueas convértense en actores dunha acción policial, dificilmente asimilables para un europeo de nova fornada. Pero estamos no estado de sitio israelí, no estado deseñado para os xudeus amigos do poder, das armas e do diñeiro, lamentablemente esto non é un filme, esto é Palestina.
O día da nosa chegada agardábanos unha personaxe, como saída dalgunha novela de Pepe Carballo, que responde ao nome de Khalil e que será o noso guía case espiritual durante a nosa estadía no país de nunca xamais. Khalil é un palestino nado en Madrid e seguidor do Real, que como moitos outros atenderon á chamada de serea dos acordos de Oslo, crendo que o conflicto estaba para a súa resolución.
Pero voltou ao país dos seus antepasados para atoparse, seis anos despois, negociando nos Checkpoints a entrada de ONGs.
Entre el mar y el desierto, en la región de la pobreza y las fortunas, un pueblo camina, bajo las bombas y las injusticias, el trayecto que transforma la esperanza y la palabra en futuro…
Llegar a Palestina por avión es como entrar en una especie de estudio de grabación de Gran hermano y Blade Runner. Una maleta abandonada 30 seg. en el sagrado santo espacio terrenal del aeropuerto de Tel- Aviv, y catorce maniqueas se convierten en actores de una acción policial, difícilmente asimilables para un europeo de joven hornada. Pero estamos en el estado de sitio israelí, en el estado diseñado para los judíos amigos del poder, de las armas y del dinero, lamentablemente esto no es un film, esto es Palestina.
El día de nuestra llegada nos aguardaba un personaje, como salido de alguna novela de Pepe Carballo, que responde al nombre de Khalil y que será nuestro guía casi espiritual durante nuestra estadía en el país de nunca jamás. Khalil es un palestino nacido en Madrid y seguidor del Real, que cómo muchos otros atendieron a la llamada de sirena de los acuerdos de Oslo, creyendo que el conflicto estaba para su resolución.
Pero regresó al país de sus antepasados para encontrarse, seis años después, negociando en los Checkpoints la entrada de ONGs.