Crónica 7 dos Pallasos en Rebeldía dende Chiapas (Ano 2007)Crónica 7 de los Pallasos en Rebeldía desde Chiapas (Año 2007)
Crónica Garrucheira
Pasar o fin de ano na Garrucha é unha experiencia inolvidable, pero se ademais é o peche do encontro internacional de mulleres zapatistas coas mulleres do mundo, daquela, o plus de disfrute dispárase ata alcanzar un gozo incalculable.
Escoitar as loitas da compañeiras chegadas desde todos os recunchos do planeta a este terceiro caracol, encontrar vellos amigos, recoñecer a compas baixo os pasamontañas e palicates, comer flocos de millo, bailar toda a noite ata parecer vellos baixo a capa de po que deixa a nube bailadora, botar risas cos meus amigos choferes que sempre dan a última información secreta… Todo iso é un pack vacacional ben lindo, pero nada en comparación a escoitar falar a comandante kelli do 3º caracol pechando o encontro de mulleres. «lembren compañeiras, cando regresen ás suas casa non esquezan platicar e platicar con todas e cada unha das mulleres que as rodean. Esta loita ha de facerse no día a día para conseguir o nosos dereitos como campesiñas, como indias e, sobre todo como mulleres…»
Ata seis veces o dixo no mesmo discurso, sabedora que a pedagoxía zapatista tén a sua excelencia na capacidade de filtrar mensaxes unha e outra vez na sociedade, como elas din: “cando unha muller avanza non hai home que retroceda”.
E así, con esa emoción, de ser parte da historia desta revolta india que segue a mudar os xa desmantelados pisos e tellados da esquerda tradicional, pasamos un fin de ano nuclear. O “Illi” e máis eu bailando con todas as mulleres pasamonteañadas que atopamos, tan tolos estabamos nesa voráxine bailantinba, que eu senme decatar saquei a bailar a unha das comandatas políticas que máis coñezo, e porque esta ao estar envolta baixo o paliacate lunar e físico nin conta me dera. E a costa de chimpos e tropezóns o paliacate caíalle baixo as protestas da súa filla. Así puiden ver o rostro rebelde dunha das figuras claves do sector feminino da resistencia zapatista. Iso si, en canto rematou o baile, gardei os meus chistes no morral, despedímonos con moita diplomacia e marchamos a fume de carozo, o mesmo que eu levaba prendido no meu rostro.
A garrucha é un dos caracois máis bonitos e acolledores. De feito, nós que chegamos os últimos ao encontro, tivemos que ser aloxados nas casas dunhas “doñas” zapatistas, cousa que ten unha maxia especial. Os galegos e as galegas desta expedición tivemos a sorte de gozar desa maxia única e de abrir o ano arroupados polos cariños e os recoñecementos de ducias de zapatistas que coñecían o traballo de “Lokonuk” e os Pallasos en Rebeldía.
Poucas veces me sentín tan en familia celebrando unha data que facía moito que non sentía tan miña.
Iván PradoCrónica Garruchera
Pasar el fin de año en la Garrucha es una experiencia inolvidable, pero si además es el cierre del encuentro internacional de mujeres zapatistas con las mujeres del mundo, entonces, el plus de disfrute se dispara hasta alcanzar un gozo incalculable.
Escuchar las luchas de la compañeras llegadas desde todos los rincones del planeta a este tercer caracol, encontrar a viejos amigos, reconocer a compas bajo los pasamontañas y palicates, comer palomitas de maíz, bailar toda la noche hasta parecer viejos bajo la capa de polvo que deja la nube bailadora, echar risas con mis amigos chóferes que siempre dan la última información secreta… Todo eso es un pack vacacional bien lindo, pero nada en comparación a escuchar hablar a la comandante Kelli del 3º caracol cerrando el encuentro de mujeres: «Recuerden compañeras, cuando regresen a sus casas no olviden platicar y platicar con todas y cada una de las mujeres que las rodean. Esta lucha ha de hacerse en el día a día para conseguir nuestros derechos como campesinas, como indias y, sobre todo, como mujeres…»
Hasta seis veces lo dijo en el mismo discurso, sabedora que la pedagogía zapatista tiene su excelencia en la capacidad de filtrar mensajes una y otra vez en la sociedad, como ellas dicen: “cuando una mujer avanza no hay hombre que retroceda”
Y así, con esa emoción, de ser parte de la historia de esta revuelta india que sigue cambiando los ya desmantelados pisos y tejados de la izquierda tradicional, pasamos un fin de año nuclear. “Illi” y yo bailando con todas las mujeres pasamonteañadas que encontramos, tan locos estábamos en esa vorágine bailantina, que yo, sin darme cuenta, saqué a bailar a una de las comandantas políticas que más conozco, y porque ésta, al estar envuelta bajo el paliacate lunar y físico ni cuenta me había dado. Y a costa de saltos y traspiés el paliacate se le caía bajo las protestas de su hija. Así pude ver el rostro rebelde de una de las figuras claves del sector femenino de la resistencia zapatista. Eso sí, en cuanto se acabó el baile, guardé mis chistes en el morral, nos despedimos con mucha diplomacia y marchamos a toda pastilla, el mismo sentimiento que yo llevaba prendido en mi rostro.
La garrucha es uno de los caracoles más bonitos y acogedores. De hecho, nosotros, que habíamos llegado los últimos al encuentro, tuvimos que ser alojados en las casas de unas “doñas” zapatistas, cosa que tiene una magia especial. Los gallegos y las gallegas de esta expedición tuvimos la suerte de disfrutar de esa magia única y de abrir el año arropados por los cariños y los reconocimientos de docenas de zapatistas que conocían el trabajo de “Lokouk” y los Payasos en rebeldía.
Pocas veces me sentí tan en familia celebrando una fecha que hacía mucho que no sentía tan mía.
Iván Prado