Líbano 2013: CUARTA CRÓNICA (DE BANDERAS Y SUEÑOS)
Estamos en Ein el-Hilweh, considerada la capital de la palestina refugiada por ser el mayor campo de refugiados del Líbano, donde casi cien mil personas luchan por sobrevivir en este gueto y por integrar todas las facciones políticas que existen dentro del universo palestino.
Todas las banderas partidistas y religiosas se congregan en estos mínimos dos kilómetros cuadrados, pero ninguna considera representativa a la Autoridad Palestina. Los más de seis millones del éxodo palestino sueñan con regresar a su tierra como prometían los Acuerdos de Oslo, pero saben que la OLP, que controla Al-Fatah y por ende la Autoridad Palestina, está negociando la rendición de este derecho histórico con el gobierno israelí.
Qué harán los tres millones de refugiados palestinos que viven en los países limítrofes esperando cruzar cientos de kilómetros. Que harán los ancianos que atesoran el derecho de volver a sus casas ya derruidas por los colonos. Qué harán las niñas y los niños que se van a dormir pensando en los olivos donde sus padres jugaban y se enamoraban.
Pero sobre todo, qué va hacer la humanidad si acepta el muro de la vergüenza, si aceptan otros 70 años de miseria para nuestros hermanos en campos de refugiados como el de Shatila. Qué hará el futuro con nosotros si no juzgamos nuestra pasividad ante la barbarie, nuestra complicidad con este genocidio interminable.
Israel es un ejército que usa a su sociedad civil para defender la ocupación basándose en principios fascistas: ser el pueblo elegido en la tierra elegida. Pocas son las diferencias entre la Alemania de 1940 y el estado israelí de hoy en día.
Pero la luz de esperanza es inagotable. La fuerza de este pueblo, su risa, sus cantos, sus niños, acumulan décadas de poesía y lucha, de dignidad y resistencia. Atesoran el poder hermenéutico de la palabra verdadera que se camina con justicia y, sobre todo, llevan la alegría prendida en su corazón con tanto fuego que ningún gobierno podrá extirparla nunca.
Es difícil ser palestino hoy en día, sea en Gaza, Líbano o en cualquier otro lugar del mundo, y sin embargo, es terriblemente cruel ser un ciudadano libre de una democracia europea y cerrar los ojos y la conciencia ante este holocausto silenciado.
Volveremos al Líbano para recorrer como Pallasos en Rebeldía todos y cada uno de sus campamentos. Traeremos acróbatas, magos, equilibristas, clowns, malabaristas y kilos y kilos de fraternidad armada de risa y circo solidario, porque nos duele su dolor y abrazamos su causa, que es la causa de toda la humanidad.
Iván Prado | Portavoz de Pallasos en Rebeldía