Crónica 4: Chuvia de estrelas e cambios de rumboCrónica 4: Lluvia de estrellas y cambios de rumbo
Hai noites que ou ceo non se ve empañado pola luz das casas e das estradas, hai noites que a bóveda celestial é iso, celestial… e pódese ver o cosmos como un espello do mundo novo que virá.
Hai noites que as estrelas póñense a danzar caprichosamente sobre as súas alfombras voadoras, e despréndense da calor dos soles que a intres son para encher de maxia os corazóns da humanidade. Hai noites que parecen días do risueño que o tempo se deixa pasar. Hai noites que son de cine, de choiva de estrelas, de esperanza e risa a partes iguais, pero coa súa dose de conciencia e o seu chisco de fraternidade. Tamén hai festivais que son lúas inmensas sobre a escura realidade que o capital impón a pobos e destinos.
Hai festivais que che dan a volta por dentro como un poema de Juan Gelman, ou un graffitti sobre o muro das aberracións en Cisxordania. Hai festivais como o FiSahara que che devolven a tenrura que se che quedou durmida no desaugadoiro da cotidianidade, que che achegan un plus de confianza na especie humana, que che regala unha entrada libre ao teatro da dignidade reflectida en case 40 anos de resistencia no deserto máis duro que se poida imaxinar. Hai festivais que choven estrelas de cine e corazón ardente como Juan Diego Botto, Malena Alterio, Aitana Sánchez Gijón, Eduard Fernández, Hiba Abouk e moitas outras máis sobre a retina de millóns de persoas dispostas a levantarse do seu letargo.
Hai festivais que triunfan pero poucos namoran… O FiSahara é un deles, namora porque ten a forza da necesidade ás súas costas, porque ten a calidade do que nace na paixón e crece na xustiza, porque ten a brillantez de sumar arte con compromiso e multiplicar a carencia coa creatividade, pero sobre todo namora porque esta feito de Amor: do amor de Mayka, de Santi, de Laura, de Omar, de Man, de Tiba, de Inselmo, de Patricia, de Ana, de Sara, de Dani e o seu equipo, de Mustafa e de cada familia que acolle ás centos de solidarias almas que chegan a el.
Namora porque está feito coa cabezonería galega de Pepe, a visión iluminada de Javier Corcuera e a xenialidade humana de Willy Toledo.
Namora o FiS, tamén, porque o sostén un pobo que saúda a vida desde ducias de séculos abrazando a alegría coa súa mirada creadora de futuro.
Pallasos en Rebeldía recibiu, na gala de clausura, a mención especial do equipo do festival, sen presentarse a concurso, o que non sabía este xurado era que o premio fora coñecelos durante unha semana chea de maxia e estrelas no ceo… que ás veces é o peito e ás veces quizais é o canón que tumba os muros das inxustizas.
Iván prado.
Portavoz de Pallasos en Rebeldía, de diarrea con alegría
Hay noches que el cielo no se ve empañado por la luz de las casas y de las carreteras, hay noches que la bóveda celestial es, eso, celestial… y se puede ver el cosmos como un espejo del mundo nuevo que vendrá.
Hay noches que las estrellas se ponen a danzar caprichosamente sobre sus alfombras voladoras, y se desprenden del calor de los soles que a ratos son para llenar de magia los corazones de la humanidad. Hay noches que parecen días de lo risueño que el tiempo se deja pasar. Hay noches que son de cine, de lluvia de estrellas, de esperanza y risa a partes iguales, pero con su dosis de conciencia y su pizquita de fraternidad.
También hay festivales que son lunas inmensas sobre la oscura realidad que el capital impone a pueblos y destinos.
Hay festivales que te dan la vuelta por dentro como un poema de Juan Gelman, o un graffitti sobre el muro de las aberraciones en Cisjordania.
Hay festivales como el FiSáhara que te devuelve la ternura que se te ha quedado dormida en el desagüe de la cotidianidad, que te aportan un plus de confianza en la especie humana, que te regala una entrada libre al teatro de la dignidad reflejada en casi 40 años de resistencia en el desierto más duro que se pueda imaginar, hay festivales que llueven estrellas de cine y corazón ardiente como Juan Diego Botto, Malena Alterio, Aitana Sánchez Gijón, Eduard Fernández, Hiba Abouk y muchas otras más sobre la retina de millones de personas dispuestas a levantarse de su letargo.
Hay festivales que triunfan pero pocos enamoran… El FiSahara es uno de ellos, enamora porque tiene la fuerza de la necesidad a sus espaldas, porque tiene la calidad de lo que nace en la pasión y crece en la justicia, porque tiene la brillantez de sumar arte con compromiso y multiplicar la carencia con la creatividad, pero sobre todo enamora porque esta hecho de Amor: del amor de Mayka, de Santi, de Laura, de Omar, de Man, de Tiba, de Inselmo, de Patricia, de Ana, de Sara, de Dani y su equipo, de Mustafa y de cada familia que acoge a las cientos de solidarias almas que llegan a él.
Enamora porque está hecho con la tozudez gallega de Pepe, la visión iluminada de Javier Corcuera y la genialidad humana de Willy Toledo.
Enamora el FiS, también, porque lo sostiene un pueblo que saluda la vida desde decenas de siglos abrazando la alegría con su mirada creadora de futuro.
Pallasos en Rebeldía ha recibido, en la gala de clausura, la mención especial del equipo del festival, sin presentarse a concurso, lo que no sabía este jurado era que el premio había sido conocerlos durante una semana llena de magia y estrellas en el cielo… que a veces es el pecho y a veces quizás es el cañón que tumba los muros de las injusticias.
Iván prado
Portavoz de Pallasos en Rebeldía, de diarrea con alegría