‘CUANDO LOS DOLORES SE BAILAN’, crónica de Iván Prado
1ª Tonada: Canción que llega abriendo puertas.
Txarango, ocho corazones con duende, que llegan con los poros abiertos a un territorio ensangrentado donde se libra la guerra más larga contra la supervivencia de la humanidad. Pletóricos de energía en forma de canción, generosa y sensible.
Desde Catalunya al mundo este grupo de jóvenes artistas son el epicentro de un tsunami musical capaz de sembrar conciencia en una nueva generación, que vivirá en un país libre gobernada por la ciudadanía consciente.
El grupo ha aterrizado en Palestina, como parte de la tripulación argonáutica del Festiclown, para aportar su arte rebelde mano a mano con el circo solidario internacional, para tumbar el muro del horror a base de fogonazos de luz y poesía, y sin saberlo, su presencia aquí es el verdadero motivo de hacer la tercera edición del único festival de clown en el mundo árabe.
2ª Tonada: Canción de duelo y llanto.
Duma es el nombre de un pueblo palestino en las cercanía de Nablus, la cuna de la resistencia palestina durante la segunda intifada, una ciudad milenaria rodeada de campamentos militares israelíes desde donde apuntan varias cabezas nucleares a este tesoro arquitectónico mundial.
Duma es también el nombre de una nueva ignominia perpetrada por Israel contra la humanidad entera.
Duma, un nombre imposible de olvidar, un nombre cargado de horror tras el paso de los sionistas, un nombre q es casi mas un grito desesperado y mudo del relato genocida llamado ocupación.
Duma, donde occidente quemó la última posibilidad de llamarse civilización.
En Duma unos bárbaros incendiaron la casa de una humilde familia, mientras los padres y los niños dormían juntos en una de las tres habitaciones, tocaron en la ventana, rompieron el cristal y lanzaron un explosivo que derritió hasta el aluminio de las ventanas. Cuando los vecinos vinieron a socorrer a la familia, cada cubo de agua aumentaba el incendio; los padres salieron con el 90% de la piel quemada, y el niño de cuatro años con el 60%, que, caminando por su propio pie, fue a buscar refugio en la casa de los abuelos.
El bebé de 18 meses no sobrevivió. Lo encontraron los bomberos calcinado entre los restos de la frágil vivienda. La madre en la confusión, entre el humo y desesperación por salir del infierno que los envolvía, sacó la manta enrollada donde descansaba la criatura, pero ella no estaba dentro. Para cuando lo descubrieron, ya era tarde.
Hoy sólo sobrevive un niño de cuatro años que sigue llamando por la noche a sus padres entre gritos y llantos. El pueblo sigue de luto.
3ª Tonada: Canción que habla de la magia de las burbujas.
Por respeto a la familia, y a toda la comunidad visitamos la casa calcinada en sumo silencio, escuchamos el aberrante relato con lagrimas en los ojos que hacían surcos invisibles en nuestras almas, y cuando llegamos a la casa vecina, que también los fascistas pretendieron quemar, los víctimas nos trajeron agua en manos de un niño de unos ocho años. Ese gesto removió mi ser. La imagen lo decía todo. Donde Israel mostraba su verdadero rostro, regando terror y muerte, los palestinos nos regalaban su hospitalidad en forma de agua.
Pregunté el nombre del niño, y por mi boca salieron palabras de condolencia, pero sobre todo de afirmación: nosotros no éramos turistas ni observadores, que somos payasos en rebeldía, que amamos palestina y soñamos con su libertad.
Al final deposité una nariz de payaso en aquellas manos infantiles que nos daban la fuerza del que resiste aunque el mundo le de la espalda, y prometí volver para actuar en Duma.
Saliendo del pueblo, Ihab, un payaso local que nos acompañaba, frente una pequeña tienda de abastos sacó su arma de diversión masiva, una botella de hacer pompas, y en seguida los niños de la tiendita comenzaron a perseguir las pompas, a reír y a jugar.
El padre salió sonriente para regalarnos agua, comida, y darnos las gracias. Nos contó que su hijo de doce años, como las mayoría de los niños del pueblo, no puede dormir por las noches solo y en estos meses, a causa del miedo, nunca había querido salir del umbral del ultramarinos. En este día, por la magia del clown, salió a la calle a jugar…
4ª Tonada: Canción que se vuelve fiesta.
Eran las ocho de la noche y en las laderas de Nablus, en un parque donde se pagan 25 céntimos de euro para ingresar, las familias disfrutan de las ultimas horas de su descanso semanal. Todo el Festiclown llega en bus, descarga la comida y se dispone a cenar rodeado de gente amable que nos saluda.
Finalizada la comida, los Txarango bajan al bus a recoger sus instrumentos e improvisan un pasacalles musical que desemboca en las mesas del grupo. Por el camino, un centenar de personas se unen a fiesta, para cuando llegan donde había acampado el Festiclown, ya es un carnaval carioca lo que se desarrolla ante nuestros ojos; una explosión de vida invade el monte y las personas se transforman en auténticos posesos de la alegría. Parece un gran ‘akelarre’ para conjurar el dolor y la amargura. El improvisado concierto se convierta en nuestra venganza ante la invasión israelí y, ante gritos de ‘hurried’ (libertad), Nablus parece despertar de una terrible pesadilla.
Los Txarango se entregan a esta orgía de humanidad, sin guardarse ni un resquicio de su nuclear existencia. La sensación es de esperanza, de futuro, de que mañana puede ser mejor. Durante un rato aquella panda de locos y náufragos se dan la mano, se abrazan, bailan juntos y finalmente alquimizan el dolor en danza.
Tanta felicidad desbordante en un pueblo tan dolido me emociona, no, me conmociona. ¡Ahh!, ahora entiendo porqué son 80 años de resistencia. Es que Palestina tiene nombre de mujer y lleva en sus entrañas un mensaje de utopía y belleza que ningún fascista puede silenciar, ni siquiera con fuego.
Un incendio diferente al de Duma prendió esta noche en Cisjordania; un incendio de rebeldía y amor insofocable, inagotable, inenarrable. La música sincera y diáfana de Txarango convierte una jornada de tristeza abismal en una oportunidad para transformar el mundo -por lo menos el mío-.
Hay dolores que se convierten en estados opresores, y hay también dolientes que se danzan y con ellos la existencia misma.
Txarango tiene nombre de varón, ocho, pero sobre todo tiene nombre de revuelta fraterna y ritmo de mundo, ése donde caben todos los mundos.
Nablus, a una semana de la muerte de la madre que jugándose la vida creyó salvar de su hijo. Festiclown estuvo aquí.
Iván prado, portavoz circunstancial de Pallasos en Rebeldía
11 de septiembre de 2015
Vídeo de Ernest Vila y fotos de Carlos Cazurro